Con el uso a gran escala del fototrampeo científico, hace solo unas décadas, se inició la revolución en el mundo de la conservación. Y es que se consiguen gran cantidad de datos de relevancia a partir de una sola cámara situada de manera adecuada: presencia/ausencia de la especie en cuestión, calidad del hábitat, especies acompañantes, grado de antropización del territorio, usos humanos, identificación de sexo e identificación individual, constatación de reproducción y un largo etcétera.
Pero es ahora, con la llegada de la época digital, cuando se puede sacar el máximo partido a nuestros dispositivos fotográficos. El desarrollo de nuevos sensores de extraordinaria calidad, en cámaras automáticas de gama media, ha puesto la última tecnología a disposición de usuarios con economías limitadas, así como a proyectos como el nuestro, sin financiación externa, que necesitan recabar un enorme número de datos a nivel nacional para concretar sus objetivos.
En el vídeo que añadimos, gracias a la calidad que nos ofrece la cámara de fototrampeo a la luz del día, vemos a un precioso lobo macho joven, ya con porte de adulto, en el que podemos distinguir perfectamente caracteres que nos permiten la identificación individual, tales como sexo, bigoteras, máscara facial, entrecejo, mancha masetérica, forma de las orejas, grosor y forma del cuello, franja dorsal, manchas de la cola, medallones, linea interpectoral, patas anteriores y posteriores, corpulencia, edad aproximada, cicatrices y/o mutilaciones, enfermedades, etc.
Lugar: Nueva zona de estudio de «Os Ancares Lucenses»